Einstein…

A seguir uno de los chistes favoritos que Einstein relatara en reuniones con políticos y científicos:

Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su Teoría de la Relatividad, era con frecuencia so­licitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómo­do para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer. Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.
– Si quiere  -le dijo el chofer-  lo puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra.
Einstein estuvo de acuerdo y antes de llegar al siguiente lugar, in­tercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebrar la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió la farsa. El chofer expuso la conferencia que había oído repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cuál podía ser la respuesta, sin embargo
tuvo una chispa de inspiración y le contestó:

– La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda.

No llores si me amas: Victor Sueiro

No llores si me amas,
Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo.
Si pudieras oír el cántico de los ángeles
y verme en medio de ellos.
Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos, los horizontes, los campos
y los nuevos senderos que atravieso.
Si por un instante pudieras contemplar como yo,
la belleza ante la cual las bellezas palidecen.
¿Tú me has visto,
me has amado en el país de las sombras
y no te resignas a verme y
amarme en el país de las inmutables realidades? Créeme.
Cuando la muerte venga a romper las ligaduras
como ha roto las que a mí me encadenaban,
cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce,
y tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía,
ese día volverás a verme,
sentirás que te sigo amando,
que te amé, y encontrarás mi corazón
con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz
ya no esperando la muerte, sino avanzando conmigo,
que te llevaré de la mano por
senderos nuevos de Luz y de Vida.

Enjuga tu llanto y no llores si me amas.

Seguramente muchos recordarán esta hermosa oración que nos regaló Victor en uno de sus libros. Estoy segura de que en este día a él le hubiera gustado hacerla propia por más que la haya escrito San Agustín…

Estoy francamente triste…esta vez sí te fuiste Victor….pero a vos que tanto te gustan los números, las "casualidades", no creo que haya sido una casualidad que te hayas ido justo después de la Fiesta de nuestra queridísima Virgen, la Mamita como la llamabas con tanto cariño y que te haya venido a buscar un día 13, poco después de las 13 hs,….13, el nro de la Virgen…

Le pido a Dios que le de mucha fuerza y coraje a tu familia para acomodarse a tu ausencia….Estoy segura de que ahí donde estás, estás feliz, con la Mamita y con ese Bueno Dios que nos regaló tu existencia y que ahora te quiere bien cerquita.

Un beso enorme gallego querido…y  gracias por tanto, porque hoy tenemos un angel más en el cielo

Te queremos, y te querremos siempre,

Carmen

Felicidad

Nada hace que la felicidad sea más inalcanzable que tratar de encontrarla. Busque la felicidad en el conocimiento y sólo encontré desilusiones. Luego busque la felicidad en los viajes y sólo encontré cansancio; luego en el dinero y encontré discordia y preocupación. Busque la felicidad en mi trabajo y sólo encontré fatiga. Pero una vez vi como una mujer esperaba en una estación de trenes un largo rato. Un hombre bajó del tren, se le acercó le dio un fuerte abrazo y la besó suavemente. Luego se retiraron abrazados…

Esto dejó en mi, el fuerte impacto de la verdadera naturaleza de la felicidad. Lo que consta que todas las funciones normales de la vida encierran algún deleite.

El príncipe azul destiñe…

Las relaciones entre personas de diferente sexo constituyen el entramado más fuerte de la convivencia en una sociedad. Esas relaciones están adulteradas o mediatizadas por las costumbres, los mitos, los ritos, los intereses, las arbitrariedades y los prejuicios.
Aprender a ser hombre o mujer en una sociedad es una parte importante del proceso de socialización. El problema es que las identidades culturales no se construyen de forma inocente. La mujer ha sido durante siglos claramente perjudicada por las características identitarias que se le han atribuido (de forma perversa y cruel). Muchas mujeres han visto sus vidas cercenadas o destruidas por prejuicios terriblemente injustos. En una sociedad androcéntrica, la mujer lleva todas las de perder.
La elección de pareja, el enamoramiento, el matrimonio, el sexo, la separación, el aborto, la moral, el divorcio, el trabajo, el ocio, la procreación y la vida misma se viven de diferente manera por hombres y por mujeres. La obsesión por casarse ha llevado a la mujer a desastres casi absolutos. ¿Qué decir, por ejemplo, de las que han adorado a torturadores, a maltratadores, a verdaderos asesinos? Los motivos y la forma de desarrollar una relación han sido tantas veces superficiales y precipitadas que el desastre estaba asegurado. Y no llamo desastre a la separación (a veces es la solución más razonable y positiva: la salida de un infierno) sino a la destrucción de la felicidad. “Hacía tanto frío que por poco me caso”, dice la actriz Shelley Winters, ironizando sobre las motivaciones que llevan al matrimonio.
Si un hombre queda soltero y tiene una edad provecta, se dice de él que es un afortunado solterón. Si una mujer se queda soltera se convierte en una solterona a quien nadie ha querido por su fealdad o por su torpeza. Si una mujer es activa sexualmente es considerada una fresca, pero el hombre es valorado como potente sexualmente. Si una mujer comete un adulterio es considerada una fulana, si es hombre se dice con indulgencia y humor que ha echado una cana al aire.
Lucía Etxebarría acaba de escribir un libro titulado ‘Ya no sufro por amor’. Contiene interesantes reflexiones sobre las trampas que el amor tiende a las personas, especialmente a las mujeres.
La visión del hombre como el príncipe azul ha creado expectativas desmesuradas que luego se han estrellado contra realidades prosaicas y decepcionantes. Ese hombre maravilloso que, con un beso, iba a rescatar a la bella durmiente, acabó siendo un pobre hombre que ronca, que suda y que se duerme viendo una preciosa película en la televisión.
Ella ha tenido que seducir, que presentarse hermosa y atractiva, que cultivar obsesivamente la belleza. He aquí otro tabú: el cuidado de la imagen. Cuesta descubrir que se trata de un trampa. Dice Erika Jong: “No es que estés demasiado gorda. Es que estás en el país equivocado”. En el país o en la época, claro está.
Gabriela Acher nos acaba de sorprender con un título ingenioso y muy significativo: ‘El príncipe azul destiñe’. El subtítulo desvela el contenido y la intención de la autora, que no en vano es mujer: ‘¿Por qué los hombres y las mujeres nos empeñamos en entendernos?’.
Esta misma autora, uruguaya de nacimiento y actriz cómica en Buenos Aires, había tenido un éxito considerable con una obra anterior publicada, como esta, por la Editorial La esfera. El título no puede ser más elocuente: ‘Si soy tan inteligente, ¿por qué me ena- moro como una imbécil?’
La mujer, durante mucho tiempo, ha buscado al príncipe azul y, muchas veces, ha comprobado que ese azul destiñe al primer lavado. Hoy mismo las mujeres buscan un hombre que sea seductor, pero fiel, generoso pero ahorrativo, misterioso pero confiable, poderoso pero obediente, divertido pero serio, romántico pero práctico, duro pero blando. Y ese hombre no existe.
La mujer ha sido sutilmente distinguida por la sociedad con una preferencia engañosa. ‘Las mujeres, primero’, ‘las damas tienen preferencia para sentarse en el autobús’, ‘se cede el paso a las señoras’… Pero esto es una broma. A la hora de la verdad las mujeres están en segundo lugar, no tienen en nada la preferencia.
Quienes gobiernan la casa con acierto, no acceden al gobierno del país. Quienes administran la economía doméstica con buen criterio, no pueden presidir el Ministerio de Economía. Quien se responsabiliza de tareas minuciosas y permanentes, no puede asumir responsabilidades de prestigio.
Cuentan que muere un hombre y, al llegar al cielo, ve que hay dos puertas de entrada. Sobre el frontis de una de ellas aparece el siguiente epitafio: Hombres que han obedecido a sus mujeres. Piensa que esa es su puerta. Desde que conoció a su mujer ha seguido sus dictados, ha hecho su voluntad, ha tratado de dar satisfacción a sus mínimos deseos. Avanza hacia el final de la cola interminable. Cuando se coloca en el último lugar, observa que, al lado de esa puerta hay otra en cuya parte superior aparece la siguiente inscripción: Hombres que no han obedecido a sus mujeres. Delante de ella hay un hombre solo. Se pregunta intrigado qué habrá hecho para estar allí, cómo se las habrá ingeniado. Le pregunta al que le precede en la cola si sabe quién es el afortunado. Nadie sabe nada de él, aunque todos le admiran en silencio. Picados en su curiosidad y en su orgullo deciden formar una comisión para interrogarle. La comisión abandona su fila y se acerca al solitario postulante.
– Mire usted, nosotros estamos en la cola de hombres que han obedecido a sus mujeres. Ya ve que somos legión. ¿Cómo se las ha arreglado usted para estar aquí?
El interpelado, con toda naturalidad, contesta:
– Pues miren ustedes, no lo sé muy bien. Mi mujer me dijo: tú te pones aquí y me esperas.
El problema está en que a pesar de que en muchos hogares manda la mujer (lo cual dice mucho de sus dotes organizadoras y de su capacidad comunicativa), en la esfera social está relegada a un papel secundario.
Es ésta una cuestión que provoca humor pero que, bien mirada, produce dolor, lágrimas, injusticia. Y muerte.
Nos interesa mucho a todos estudiar la naturaleza de esta relación tan peculiar entre hombre y mujer. Una relación que durante muchos siglos ha sido tan asimétrica e injusta.
Hay mucha tarea que hacer en las familias, en las escuelas y en la sociedad. No se aprende inocentemente el papel de ser hombres o mujeres. No se destruyen tan fácilmente los mitos insidiosos de la cultura patriarcal. Mitos tan atractivos y tramposos como el del príncipe azul. A lavar, a lavar con cuidado. Que destiñe.

Fuente:http://blogs.epi.es/eladarve

Me pasan cosas…

 

Me pasan cosas que no comprendo
estas en todo lo que yo pienso
sueño despierta con tu mirada
y si me miras me siento rara.
Me pasan cosas cuando te veo
estoy distinta hay algo nuevo
me da vergüenza que lo descubras
es tan difícil decir…
Te quiero y nunca lo dije
te quiero y nunca me lo dijeron
te quiero lo digo suave
te quiero y nadie lo sabe
te quiero mi mas que amigo
te quiero y todo tiene sentido
te quiero como en los cuentos
mi príncipe azul te quiero
Me pasan cosas que no se explican
huelo a jazmines río en tu risa
parezco tonta estoy distraída
me siento grande y muy chiquita.
Te quiero y nunca lo dije
te quiero y nunca me lo dijeron
te quiero lo digo suave
te quiero y nadie lo sabe
te quiero mi mas que amigo
te quiero y todo tiene sentido
te quiero como en los cuentos
mi príncipe azul te quiero.
mi príncipe azul te quiero.

Se preguntaron alguna vez: De que sirve?

De que sirven tantas toneladas de conocimientos, tanto almacenaje de temas estudiados, acumulación de saber… si uno no sabe amarse a si mismo y consecuentemente al resto de la humanidad?

De que sirve todo eso si se carece de nobleza, de honradez, de honestidad, de virtudes, de mesurada generosidad, de confianza y seguridad en uno mismo, de cierta y moderada inocencia?

De que diantre sirve todo ese cúmulo de temas aprendidos, de palabras, frases y argumentos memorizados si no se sabe amar ni se es amado?

Yo os diré de que sirve toda esa vana palabrería, esa pretenciosa intelectualidad, ese engreido saber y pedante elocuencia… de nada, pues sin amor uno se encierra en un hermético caparazón que lo esteriliza de la vida circundante, compartiéndose todo ese frívolo saber y trivial andamiaje de conocimientos en una cárcel, todo lo sabido no hace mas que tejer una tupida e impermeable madeja alrededor de la persona rebosada de banal cultura, produciéndole una inhóspita y estéril soledad destructora e infructífera.

Todo ese saber no hará mas que convertir a la persona poseída por conocimientos en un androide, en un monstruo insensible, por el hecho mismo de ser incapaz de dar y recibir amor. Las palabras no hacen mas que encarcelar la verdad, aquello que somos en realidad.

A este mundo venimos a ser felices y para ello hay que aprender a amar y a ser amados, esto es, a saber dar y saber recibir, no a saber de conocimientos que nos impidan querer a los demás y a edificar tanques que prohíban la penetración del amor y la amistad en nuestras vidas.

A las personas no se las debe valorar por lo que saben, por los diplomas o títulos adquiridos o por los estudios realizados, sino por su simpatía, su bondad, su sensibilidad y su capacidad y calidad de amor.

Solo el amor nos acerca a nuestra alma, solo el nos guía al autoconocimiento, y es este el objetivo de todo ser humano… puesto que al final de toda la vida todo termina en "polvus erit et in polvus converterit".

El hombre "vanita, vanitas et omnia vanitas", eso es el para mi, parafraseando a Eclesiastes.

He allí la causa que motiva a tanta ansia de saber y posesión incrédula de conocimientos, que en cualquier momento pueden desaparecer si todos los libros se quemaran o desaparecieran, es la inestabilidad de todo lo material, su carácter efímero.

Lo único realmente importante, crucial, fundamental e imprescindible es conocer nuestra alma, vivir la vida con ella, despertar a ella, sinónimo de despertar a lo que verdaderamente somos, siendo esta la única vía al autoconocimiento, que viene a ser lo mismo que amarse, y solo si uno se ama será capaz de amar todo aquello que lo envuelve y rodea.

Los conocimientos que podamos adquirir deben formar parte del camino que desemboque al despertar de nuestra alma, deben formar parte del proceso del cual resulte el autoconocimiento, este,  repito e insisto, auténtico y único objetivo del por que del ser humano en este planeta azul, el verdadero sentido de nuestras vidas y la respuesta a todas las preguntas.

La solución de toda incógnita, el remedio a todo problema, la respuesta a toda pregunta… todo ello anida en nuestro interior, el misterio lo alberga el alma, descubre la tuya y despejaras el misterio, lo resolverás y conocerás el secreto de la vida.

Sexo y Comida

A seguir les dejo un comentario que hizo Malizia  hace mucho tiempo y me causo mucha gracia al leerlo! Siempre escribe cosas que me hacen reir muchísimo! 

"Mi teoría personal es que de quien muestra poca pasión a la hora de engullir un buen plato de fideos con tuco, un asado con chimichurri o cualquier otro portento calórico que fuere, poco se puede esperar entre las sábanas…

Sin lugar a dudas, aquel que prefiere un yogourcito descremado a una torta rogel tiene la líbido tan desgarbada como la figura.

El vínculo entre la comida y el sexo es estrechísimo.

Besar, comer, lamer, morder, chupar es un combo aplicable a ambos.

No hay nada que me predisponga peor que un galán de frígido paladar!"

Las Etapas

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, O cerrando puertas, O cerrando capítulos. Como quiera llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó con su trabajo?, ¿Se acabó la relación?, ¿Ya no vive más en esa casa?, ¿Debe irse de viaje?, ¿La amistad se acabó?
Puede pasarse mucho tiempo de su presente "revolcándose" en los porqués, en devolver el casette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó.
No esperen que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted. Suelte el resentimiento, el prender "su televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si usted anda por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de "regresar" (a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron ¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no, déjelo ir, cierre capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio.  Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque: cuando usted vino a este mundo ‘llegó’ sin ese adhesivo, por lo tanto es "costumbre" vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad.
Pero …. cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!

Paulo Coelho.

No digas todo…

No digas todo lo que sabes,
no hagas todo lo que puedes,
no creas todo lo que oyes,
no gastes todo lo que tienes.

Porque el que dice todo lo que sabe,
el que hace todo lo que puede,
el que cree todo lo que oye,
el que gasta todo lo que tiene.

Muchas veces:
dice lo que no conviene,
hace lo que no debe,
juzga lo que no ve,
gasta lo que no puede.

PROVERBIO ARABE

Amores no correspondidos

Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial creatura.

Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenia mas riqueza que amor y perseverancia. Cuando le llego el momento de hablar, dijo:

“Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin mas alimentos que la lluvia y sin mas ropas que las que llevo puestas. Esa es mi dote…”

La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar: Tendrás tu oportunidad: Si pasas la prueba, me desposaras”.

Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas.

Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos.

Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la joven princesa, se levanto y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.

Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño lo alcanzo y le preguntó ¿Qué fue lo que te ocurrió? .. Estabas a un paso de lograr la meta… ¿Por qué perdiste esa oportunidad?… ¿Por qué te retiraste?…

Con profunda consternación y algunas lagrimas mal disimuladas, contestó en voz baja: “Si ella no me ahorro un día de sufrimiento… Ni siquiera una hora, es porque no merecía mi amor”.